Como ya he manifestado en multitud de ocasiones, la entrega es el nudo gordiano en relación a los Incoterms. Siendo el ámbito menos conocido y analizado por los exportadores e importadores. Incluso menospreciado cuando se hace referencia a ello, dando mayor importancia a los costes de la cadena logística.
Definimos la entrega como aquel lugar o punto establecido de la cadena logística del comercio exterior en el cuál el vendedor entrega la mercancía al comprador, produciéndose la transmisión de la responsabilidad y por ende del riesgo de la mercancía.
Una vez definido el punto de transmisión del riesgo, éste queda explícitamente limitado entre las partes surgiendo la cuestión de cómo gestionarlo (cuestión ésta a la que nos remitiremos en otra momento a través de un artículo).
La entrega, además de definir los riesgos logísticos que asumen vendedor y comprador, está relacionada con otros aspectos de la compraventa internacional. Estableciéndose una relación directa entre la entrega y la gestión de cobro; la entrega y la relación jurídica-mercantil; y la entrega y la relación comercial. Por ello es de vital necesidad conocer en qué lugar o punto se produce la entrega con el fin de poder gestionar adecuadamente todas las áreas con las que se relaciona.
Corría el año 1997 en la provincia de Guayas, Ecuador, donde se sitúa la mayor producción de camarones del país. Actualmente Ecuador es el mayor productor de camarones del mundo. Un exportador ecuatoriano llegó a un acuerdo para exportar un contenedor de 20 pies refeer a la ciudad de Marsella (Francia). Las condiciones de venta pactadas fueron CIF Marsella Port, Francia. Incoterms 1990.
El contenedor fue cargado y transportado al puerto de Guayaquil desde donde zarpó el buque destino a Marsella. En la milla náutica 3.548 emergió un pulpo gigante. Es sabido que a los pulpos gigantes les encantan los camarones, siendo su “plato” de comida favorito. Con su gran olfato el pulpo gigante localizó el contenedor de camarones en el buque y con sus enormes tentáculos lo lanzó al mar.
El sonido característico de un contenedor cuando se hunde en el mar es de “glup, glup, glup”. En el glup 22 el contenedor quedó depositado en el fondo del mar, situación que fue aprovechada por el pulpo gigante y sus congéneres para abrir el contenedor y devorar tan preciado manjar.
Este acontecimiento fue presenciado por parte de la tripulación del buque, siendo notificado al capitán que lo trasladó al puerto de destino. A su vez, el agente de la naviera en destino notificó al “consegnee” de que el contenedor no podía serle entregado debido a las circunstancias que acontecieron en relación al pulpo gigante.
Conocida esta situación por el destinatario francés, notificó al exportador que no iba a pagarle el 70% (ya había anticipado un 30%) restante de los camarones debido a que el contenedor no había llegado al puerto. Reclamando la devolución del 30% anticipado o bien el envío de un nuevo contenedor de camarones.
Una vez el exportador conoció dónde se había producido la “avería” de la mercancía, notificó al comprador francés que no estaba de acuerdo con sus exigencias. Por lo que le reclamaba el pago del 70% restante.
Después de varias semanas de intercambio de faxes (en aquel momento muy pocas empresas tenían cuentas de correo electrónicas). Y no habiendo un acuerdo entre vendedor y comprador, el exportador ecuatoriano demandó al importador francés para resolver sus diferencias vía judicial.
¿Quién creéis que tenía la responsabilidad de la mercancía teniendo en cuenta las circunstancia acontecidas en la fecha del siniestro?
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Autor: Alberto Rino
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